20 DE JUNIO - DÍA DE LA BANDERA


“Mi corazón rebosa de alegría al observar en vuestros semblantes que estáis adornados de tan generosos y nobles sentimientos, y que yo no soy más que un Jefe a quien vosotros impulsáis con vuestros hechos, con vuestro ardor, con vuestro patriotismo. (…) Soldados de la Patria, no olvidéis jamás que nuestra obra es de Dios; que él nos ha concedido esta Bandera, que nos manda que la sostengamos, y que no hay una sola cosa que no nos empeñe a mantenerla con el honor y decoro que le corresponde. Nuestros Padres, nuestros hermanos, nuestros hijos, nuestros conciudadanos; todos, todos fijan en vosotros la vista, y deciden que es a vosotros a quien corresponderá todo su reconocimiento si continuáis en el camino de la gloria que os habéis abierto. Jurad conmigo ejecutarlo así, y en prueba repetid: Viva la Patria.”

El 27 de febrero de 1812 el general Manuel Belgrano enarbola por primera vez la bandera nacional blanca y celeste en las barrancas del río Paraná, en Rosario, provincia de Santa Fe.
Envía un Oficio al Gobierno Superior de las Provincias Unidas informando sobre la ceremonia de inauguración de la Batería Independencia en donde enarbola la bandera.
Aclara que era preciso enarbolar bandera y, al no tenerla, mandó a hacer una con los mismos colores de la Escarapela Nacional. El Gobierno le recrimina el haber enarbolado la bandera celeste y blanca cuando se le ordenó ocultarla y usar la que se usaba en la Fortaleza.
El 25 de mayo de ese mismo año en Jujuy Belgrano destaca que por primera vez los soldados tienen bandera nacional, lo que los distingue de las demás Naciones del Mundo.

El 20 de junio de 1820 fallece en Buenos Aires. En 1938, el Presidente de la Nación, Roberto M. Ortiz, promulga la ley 12.361 a través de la cual se dispone que el 20 de junio es el Día de la Bandera y se lo declara feriado nacional como homenaje a Manuel Belgrano.

Manuel Belgrano y la monarquía constitucional incaica
La declaración de la Independencia trajo aparejados la necesidad de definir la forma de gobierno que adoptarían las Provincias Unidas así como el lugar en donde se establecería la capital y la sede del Congreso. En este contexto, Belgrano lleva al Congreso su propuesta de adoptar una forma de gobierno monárquica atemperada, que coronara como rey a un miembro de la dinastía de los incas y tuviera su sede en Cuzco. Esta propuesta era motorizada también por el caudillo federal Martín Miguel de Güemes y contaba con el apoyo del General Don José de San Martín.

«¿Cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten a los vicios, y que el gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos?»

«Conocí que nada se haría a favor de las Provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el del común. Sin embargo, ya que por las obligaciones de mi empleo podía hablar y escribir sobre tan útiles materias me propuse, al menos, echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos, ya que por algunos estimulados del mismo espíritu se dedicasen a su cultivo, ya que por el orden mismo de las cosas las hiciese germinar.»


fuente: http://www.bnm.me.gov.ar

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